CUMPLIENDO LA VISION ETERNA
Dios no está atado por el tiempo, el espacio, ni la gravedad como lo estamos nosotros. Cuando Él habla, lo hace dentro de una visión eterna.
CUMPLIENDO LA VISION ETERNA
Deseamos, sin embargo, que cada uno de ustedes siga mostrando ese mismo empeño hasta la realización final y completa de su esperanza. No sean perezosos, más bien, imiten a quienes por su fe y paciencia heredan las promesas. (Hebreos 6:11,12-NVI)
Dios no está atado por el tiempo, el espacio, ni la gravedad como lo estamos nosotros. Cuando Él habla, lo hace dentro de una visión eterna.
Nosotros, quienes estamos dominados por el tiempo y el espacio, a veces tenemos dificultad para comprender cómo debemos responder a las pronunciaciones eternas de Dios.
Hay cosas que Dios ha dicho que son verdaderas de nosotros.
Somos nuevas criaturas. Las cosas anteriores han pasado. Todas las cosas han sido renovadas. Somos sanos por las heridas de Cristo.
Hemos sido glorificados.
Hemos venido al Monte Sión.
Y luego hay cosas que el Apóstol Pablo dijo que eran ciertas de él y por ello suponemos que también deben ser ciertas de nosotros.
Estamos crucificados en Cristo. Ya no vivimos sino Cristo vive en nosotros. El que vivamos es Cristo y el morir es ganancia.
Somos más que vencedores a través de Cristo.
¿Cómo se supone que un creyente debe responder a estas grandes pronunciaciones?
Bueno, podemos pasárnosla tambaleantes y suponer que somos tan débiles y malvados que nunca sucederá. Así es como los temerosos se acercan a Dios. Déjame decirte que la lástima a ti mismo te mantendrá fuera del Reino.
Súbete los pañales y sal a donde se encuentran los mejores. ¡Ninguno de nosotros es más que polvo!
Hay una segunda manera de responder que podemos llamar esquizofrenia espiritual. El ser esquizofrénico es estar fuera de la realidad. ¿Eres un esquizofrénico espiritual?
Dios puede declarar que algo es cierto y salirse con la Suya. Nosotros no podemos. Con nosotros, algo es cierto o no lo es.
Somos criaturas nuevas y todas las cosas son de Dios o no lo somos. Tu familia estará de acuerdo con esto.
Estamos sanos o no lo estamos. Tu doctor no podría estar más de acuerdo.
Estamos glorificados o no lo estamos, sin importar lo que Pablo dijo en Romanos.
Hemos llegado al Monte Sión o no hemos llegado. ¿Cómo está el clima allá arriba?
Estamos crucificados con Cristo y Cristo está viviendo en nosotros o este no es el caso. Pregúntale a tu prójimo.
El vivir para nosotros es Cristo y el morir es ganancia. ¿Realmente sería ganancia que tú murieras o sería como ir del sartén al fuego? ¿Estás seguro?
Querido Señor, danos un grano de sentido común antes de morir. Amén.
A Dios le gusta hablar de las cosas que no son como si lo fueran. Le gusta trabajar con una visión como su meta. Cómo respondemos a la visión eterna determina si tenemos una vida Cristiana exitosa o no.
Hay mucha plática en círculos Cristianos sobre la fe. En muchas instancias las actitudes y las acciones a las que nos referimos no son fe sino presunción.
Una fe verdadera es creer que Dios existe, que Dios conoce el detalle más pequeño de tu vida, que Dios desea tu alegría eterna y que Dios tiene el poder de darte gozo y que lo hará si eres obediente a Él.
También está escrito: “No pongas a prueba al Señor tu Dios” –le replicó Jesús. (Lucas 4:12-NVI)
Tenemos la fe confundida con magia y con presunción.
La fe mágica es como cualquier otro tipo de magia. Por la fe puedes hacer que las cosas aparezcan o desaparezcan. La idea que se maneja es que si esfuerzas suficientemente tu alma, puedes afectar el reino físico. ¡Qué poder entonces poseerías! Los maestros hindúes te pueden decir todo sobre este tipo de fe y ayudar a ponerte en camino.
Puedes hacer mucho dinero y obtener los deseos de tu corazón.
Cuando te mueras los demonios te rascarán y morderán y tendrás sopa de pelo para el almuerzo. Los demonios odian a Cristianos hipócritas y se deleitan incansablemente en atormentarlos.
Mientras que la fe mágica se ha vuelto popular no es tan predominante como la presunción.
Ejercer la presunción es tentar a Dios o ponerlo a prueba. Cuando Satanás le citó el Salmo noventa y uno a Jesús, sugiriéndole que Jesús probara Su fe saltando del techo del Templo, Jesús también citó la Escritura: “No pongas a prueba al Señor tu Dios”.
Como no comprendemos cómo responder a la visión eterna, los Cristianos desafían a Dios para que Él responda a su presunción.
Llena un cheque por cincuenta mil dólares, cámbialo y cree que Dios pondrá el dinero en tu cuenta bancaria porque “Dios suplirá todas tus necesidades”. Nuestro equipo de ministerio en la cárcel trabaja con aquellos que han hecho este tipo de cosas.
Compra un enorme edificio para la Iglesia y cree que Dios mandará el dinero. Luego tienes que rogarles a las personas que den dinero porque estás viviendo “por fe”.
Haz grandes cosas por Dios. Da un paso de fe; Dios te encontrará si te atreves a creer. ¡Tonterías! Este tipo de fe agresiva no aparece en la Biblia. Es presunción, no fe.
Una amiga en el seminario, bajo el consejo de un “evangelista con el don de la sanidad”, hizo pedazos sus lentes sobre un yunque que él le acercó. Al día siguiente en clases sus ojos estaban rojos. Muy pronto tuvo que comprar otro par de anteojos.
¿Pero no tenía fe? ¡Claro que no! Ella estaba tratando de ejercer magia. Ella era presuntuosa. Dios tuvo piedad de ella y no la sanó. “Pero conozco a alguien que hizo lo mismo y Dios lo sanó”. Estoy seguro que sí. Dios hace todo tipo de cosas para Sus bebés. Pero no puedes tener tal presunción cuando crezcas. Si quieres ejercer la presunción, adelante. Pero nunca llegarás a conocer a Dios de esa manera.
Lee la Biblia del Génesis al Apocalipsis si quieres saber sobre la fe verdadera. No encontrarás a nadie obrando milagros a excepción de quienes estaban escuchando de Dios. Dios habló, ellos obedecieron, el milagro se hizo.
“¡Pero Dios ya ha hablando en Su Palabra!”
Tratar de hacer lo que la Palabra dice aparte de seguir la dirección del Espíritu Santo son obras muertas, obras que conducen a la muerte. Solo cuando la Biblia cobra vida por el Espíritu de Dios es que las palabras se vuelven vida. De otra manera, la Biblia está tan muerta como cualquier otro libro.
He escuchado a personas bien intencionadas agitar sobre su cabeza la Biblia y decir “Él envió Su palabra y los sanó”. Necesitan leer el contexto del pasaje. No tiene nada que ver con agitar sobre tu cabeza la Biblia.
Por la gracia que se me ha dado, les digo a todos ustedes: Nadie tenga un concepto de sí más alto que el que debe tener, sino más bien piense de sí mismo con moderación, según la medida de fe que Dios le haya dado. (Romanos 12:3-NVI)
Las personas agitan la Biblia y dicen “Mi Palabra no volverá a mí vacía”. Lee el pasaje y descubre el contexto de la promesa. No tiene nada que ver con poner tu Biblia sobre una persona enferma. Si estás trabajando con un individuo enfermo, intenta averiguar lo que Dios está diciendo sobre esa persona. Haz lo que puedas pero depende de Dios sanarlo. No puedes forzar la situación golpeándolos con la Biblia.
Sabes, todo lo que necesitas cuando estás enfermo es que alguien te diga que no tienes fe. ¿No es así?
Nosotros los Cristianos tenemos ideas locas. La única razón por la que no nos quedamos cortos (¡aunque a veces sí!) es porque Dios nos ama y no quiere que nos desanimemos.
A veces aconsejamos a las mamás que no regañen a sus hijos adolescentes cada vez que hagan algo irritante. Los jóvenes adolescentes pueden producir más irritaciones que las hormigas en el verano.
Si no quieres que tu hijo se vaya de la casa al cumplir los dieciocho años (o menos) mantén tus demandas al mínimo. Déjale pasar muchas cosas. Ya se le pasará.
Concéntrate en lo que es esencial como en no decir malas palabras en casa, en no poner música de rock tan alto que nadie pueda dormir, ni en llegar a casa ebrio o drogado.
No te opongas a todo lo que hacen sólo porque no es exactamente lo que tú harías. ¿Entiendes lo que quiero decir? Deja pasar las cosas pequeñas.
Así es como Dios hace con nosotros. Cuando eras un bebé retabas a Dios a hacer algo y Él lo hacía. Luego lo intentaste de nuevo cuando eras mayor. Y nada pasó.
En una ocasión cuando había cumplido como dos semanas de ser Cristiano me desesperé por saber qué debía hacer. Ya había sido creyente por mucho tiempo y ahora estaba listo para enfrentarlo todo.
Cerré mis ojos, abrí la Biblia al azar, puse mi dedo en la página, y luego abrí mis ojos.
Exactamente debajo de mi dedo el versículo comenzó: “Hijo mío, si guardas mis mandamientos…”. El procedimiento funcionó increíblemente bien en esa ocasión.
¿Cuáles son las probabilidades de que cierres los ojos, señales un versículo, y que este diga “Hijo mío,” y luego una orden? Ahora sé lo suficiente para no intentar eso otra vez.
Y no, no creo en las promesas encajonadas (esto es, sacar de un versículo sólo la promesa). Quizá le sirva a alguien, pero he encontrado que es mejor dejar los versículos en su contexto. ¿Alguna vez notaste que las promesas encajonadas no contienen declaraciones negativas? Sin embargo, las Escrituras contienen tanto Ebal como Gerizim, lo negativo como lo positivo.
Por esto las promesas encajonadas son parciales y engañosas.
¿Qué harías si sacaras una tarjeta de tu caja de promesas y ésta dijera, “Si después de recibir el conocimiento de la verdad pecamos obstinadamente, ya no hay sacrificio por los pecados? Sólo queda una terrible expectativa de juicio, el fuego ardiente que ha de devorar a los enemigos de Dios.”?
Dirías “eso es para los Judíos” o quizá regresarías la caja de “Promesas Preciosas” y exigirías que te regresaran tu dinero.
Confía en el Señor con todo tu corazón, y no en tu propia inteligencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él allanará tus sendas. (Proverbios 3:5,6-NVI)
En otra ocasión, mientras estaba en el seminario, mi carro se descompuso. Me costaba $169 (dólares) repararlo. No podía pagarlos ni aunque hubieran sido $50.
Así que oré y le pedía a Dios el dinero. Esa tarde alrededor de $175 me llegaron por correo. Alguien había encontrado unos bonos de guerra que yo había comprado mientras estuve en el ejército y me los había mandado.
A la mañana siguiente alguien que no conocía entró a la capilla del seminario mientras teníamos el servicio. Algo dijo en voz alta que no recuerdo, y terminó con “¡Y nunca vuelvas a hacer eso otra vez!”
Yo sabía exactamente lo que quería decir y no he vuelto a pedir dinero. Dios siempre ha suplido mis necesidades.
Quizá esta sea la razón por la que cuando los creyentes hacen cosas presuntuosas, o le dicen a Dios que no comerán hasta que tal cosa suceda, o algo parecido, que Dios les contesta.
Yo sé que a veces Dios sí dirige a personas a hacer cosas fantásticas con buenos resultados. Pero esta es la diferencia, cuando Dios te dice que hagas algo inusual no es presunción, es obediencia.
Pedro no saltó del barco e intentó caminar sobre el agua. Él dijo, “Señor, si eres tú, mándame que vaya a ti sobre el agua”. ¿Ves la diferencia?
Si Moisés hubiera tenido la brillante idea de que Israel intentara atravesar caminando el Mar Rojo, todos se hubieran ahogado. Después de que Dios le habló, las aguas se separaron. Moisés golpeó la roca cuando Dios no se lo había instruido. El agua salió. Dios honró a su profeta. Pero como resultado Moisés no pudo entrar a Canaán.
Ahora pensemos en la manera correcta de responder a la visión eterna. Dios te ha hecho a ti una promesa o algún pasaje de la Biblia es real para ti. Entre tú y el cumplimiento de la visión hay oscuridad total. No tienes manera de saber cómo, cuándo, ni dónde Dios cumplirá su promesa.
Quizá ya hayas aprendido que Dios hace cosas sorprendentes. Yo tuve un amigo mientras estuve en la Marina. Él era un médico naval dentro de la Marina. Dios le habló y le dijo que Él no estaba dirigiendo a mi amigo a la gente de un lenguaje desconocido sino a la Casa de Israel.
¿Cómo interpretarías eso? Podría ser de muchas maneras. ¿No es así?
¿Saben lo que pasó? Mi amigo, el Dr. Byron, se convirtió en el cirujano en jefe de City of Hope (Ciudad de Esperanza), un hospital Judío en Duarte, California, EU. Estuvo ahí por muchos años según tengo entendido.
Así que ¿cómo llegas de aquí hasta allá, de donde estás ahora al cumplimiento de lo que Dios ha dicho?
Primeramente, no trates de hacer magia. No alteres tu cara ni cantes: Yo creo, yo creo, yo creo.
En segundo lugar, no andes por todos lados diciendo que estás sanado porque la Biblia dice que eres sano. Si Dios te dice personalmente que estás sanado, entonces puedes decir que estás sanado; aunque si quieres mantenerte mentalmente sano, no digas que estás sanado hasta que el doctor te lo confirme o que estés brincando por todas partes y sea obvio hasta para la persona no salva que de verdad estás sanado. ¿Ves lo que quiero decir? No juegues juegos religiosos.
Les dijo: “Yo soy el Señor su Dios. Si escuchan mi voz y hacen lo que yo considero justo, y si cumplen mis leyes y mandamientos, no traeré sobre ustedes ninguna de las enfermedades que traje sobre los egipcios. Yo soy el Señor, que les devuelve la salud”. (Éxodo 15:26-NVI)
Si sirves al Señor fielmente, quizá te sane sin que siquiera oren por ti, mucho menos ejerciendo fe.
Una vez en Palo Alto, el Señor me sanó de artritis en mi rodilla derecha. ¡Era terriblemente doloroso! Estaba preparándome para ir al hospital Kaiser por otra inyección de cortisona y probablemente también por una muleta. Yo estaba parado en mi sala, y el Señor me tocó y me sanó. Brinqué alrededor de la habitación diciendo: “¡Estoy sanado! ¡Estoy sanado!”. Ni siquiera oraron por mí. Quizá haya orado anteriormente, no lo recuerdo. Me tomó como dos semanas para que la inflamación bajara, pero yo sabía que estaba sanado. Esa sanidad ha durado hasta el día de hoy. Esto fue hace como treinta años.
Una vez fui sanado a media noche de un ataque de ansiedad que había durado varios meses o quizá hasta un año. Después de que has sido sanado un par de veces, tú sabes cuando ha sucedido. ¡Es real!
En otra ocasión oré por una joven dama que estaba formada para recibir oración de sanidad. Yo estaba usando lentes, los he usado desde los siete años. Yo tenía bifocales.
Ella quería que orara para que ella ya no tuviera que usar lentes.
¿Qué podía hacer? Oré por ella. No sé si ella fue sanada o no, pero a la mañana siguiente desperté y pude leer la impresión más pequeña de mi reloj de pulso sin mis lentes. Esto también sucedió hace alrededor de treinta años.
La sanidad se ha mantenido, aunque ahora a la edad de setenta y un años, después de todos estos años escribiendo libros y folletos, estoy comenzando a usar lentes para leer la Biblia. Puedo leer sin lentes pero me es incómodo.
Mi esposa fue sanada repentinamente de una condición genética de su tiroides, y nuestros hijos han sido sanados de una u otra cosa en alguna ocasión.
Sabemos que la sanidad es real. No haces un numerito “Yo creo, yo creo”. Solo llevas una vida santa y haces la voluntad del Señor. Luego, cuando tienes una necesidad, Él responde en Su tiempo y a Su manera. Y siempre son en el tiempo perfecto y de la manera perfecta. Admitiré que a Dios le gustan las situaciones de suspenso, y ama las entradas dramáticas. Te estás cayendo de la ventana de un décimo piso y de repente “¡Ta-raan! Aquí estoy, justo a tiempo”.
¿Por qué tienes miedo, oh persona de poca fe? ¡Uf!
¿Comienzas a captara el sentido de lo que te estoy diciendo?
No puedes obligar a Dios. Te diré que a Dios no le gusta ser obligado a hacer nada. Él prefiere mucho más hacer y decir las cosas a Su propio tiempo y a Su propia manera, y a veces, ¡Él insiste!
Está bien, ¿cómo llegas de donde estás al cumplimiento de la visión?
Lees el Nuevo Testamento desde Mateo al Apocalipsis y haces lo que dice. El Nuevo Testamento está lleno de mitzvot (mandamientos).
¿Cómo puedes guardar todos estos santos mandamientos? Orando continuamente a Dios para que te dé sabiduría y fortaleza; leyendo la Biblia todos los días; reuniéndote con Cristianos fervientes (si puedes encontrar alguno); presentando tu cuerpo como sacrificio vivo que puedas probar Su voluntad para ti; dando de tus posibilidades, sirviendo conforme encuentras la oportunidad, recordando a los huérfanos y viudas en su aflicción.
Debemos hacer lo que podamos para obedecer los escritos de los Apóstoles. Pero debemos orar constantemente debido a la debilidad de nuestra carne. Si intentamos forzarnos a mantener los mandamientos del Nuevo Testamento, acabaremos haciendo obras muertas. Las obras muertas son aquellas no trabajadas en el Espíritu de Dios.
Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador, y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. (Hebreos 12:2-NVI)
Para ser Cristianos verdaderos debemos dar nuestra vida entera a Cristo Jesús, mirando continuamente hacia Él para que podamos complacerlo, haciendo Su voluntad en cada instancia y viviendo una vida justa y recta. No hay otra vida Cristiana exitosa.
Conforme obedeces Sus mandamientos, Dios, de la manera más sorprendente, cumplirá la visión que Él te ha dado.
Serás tentado, como lo fueron Sara y Abraham, a actuar prematuramente. Tratarás de ponerle pies a tus oraciones. Probablemente la criatura que menos obtiene en el universo es una oración con pies. Como un águila contoneándose en la tierra, es un poco ridículo. Pero una vez en el aire el águila es verdaderamente una vista majestuosa. Igualmente lo es una oración con alas remontándose hacia el Cielo.
Hay tiempos para actuar, tiempos para estar quietos; tiempos para hablar, tiempos para callar; tiempos para trabajar hasta el cansancio, tiempos para descansar y relajarnos; tiempos para estar sumamente serios, tiempos para ser graciosos; tiempos para ponernos adelante, tiempos para rezagarnos a segundo plano; tiempos para caminar sobre el agua, tiempos para tomar un bote; tiempos para ser ricos, tiempos para ser pobres; tiempos para reír, y tiempos para lamentar.
Cuando vivimos en la carnalidad, como el Rey Saúl, siempre estaremos matando Gibeonitas. Es decir, en nuestro esmero por hacer lo que imaginamos correcto terminamos causando miseria a mucha gente. No sabemos cuando actuar y cuando estar quietos; cuando hablar y cuando estar callados; cuando reír o cuando lamentarnos.
¡Pero la vida en el Espíritu! Ese sí que es un baile. Ese sí es un romance. Esa sí es una canción que fluye en el Espíritu de Dios. La zarza que se quema por su propia flama se consume pronto. La zarza que se quema con el fuego de Dios nunca es consumida, nunca quemada. El río de Dios siempre está lleno de agua.
Si no tienes una visión, un vellocino de oro, un tesoro al final del arco iris, pídele a Dios uno. No podemos soportar la cruz a excepción de si tenemos gozo frente a nosotros.
No hay nada malo con pedirle a Dios que ponga alegría delante de ti. Una meta que salga desde el fondo de tu personalidad te inspirará para saber que tu final en Dios será glorioso y tan lleno de gozo que ahora sólo puedes imaginarlo.
Deja que tus ojos vean la tierra que está muy distante. Admira al Rey en Su hermosura. Ve a mirar los escaparates con Dios. No te vuelvas en esclavo religioso.
Cristo está en Su palacio real con más tesoros que repartir de lo que la humanidad pudiera recibir.
¿Puedes escuchar la risa de los niños jugando alrededor de los árboles en el Paraíso de Dios? Este es tu futuro, sabes, si complaces a Dios.
No, Dios no te está retando para que hagas grandes cosas.
Ya que has guardado mi mandato de ser constante, yo por mi parte te guardaré de la hora de tentación, que vendrá sobre el mundo entero para poner a prueba a los que viven en la tierra. (Apocalipsis 3:10-NVI)
En una ocasión le dije a Dios que iría a cualquier parte que me dijera, y que haría cualquier cosa que me pidiera. Me imaginé siendo enviado al Tíbet usando solo un suéter; o tambaleándome sobre el último monte de Vietnam y cayendo de cara en un arrozal, quemado por Cristo. (Este es el tipo de cosas que escuché a los estudiantes decir en el seminario).
La única respuesta de Dios fue, “Te amo”.
No es tan difícil. Si solamente hacemos lo que Dios nos ha dicho Él pondrá delante de nosotros una visión de júbilo. Después, no debemos salir e intentar cumplir la visión. Debemos regresar al que nos dio originalmente la visión y seguirlo paso a paso hasta su glorioso cumplimiento.
Los patriarcas, los héroes de la fe de días pasados, son ejemplos para nosotros de sufrimiento, de aflicciones pacientemente toleradas. Ellos tenían la visión de una ciudad que tiene cimientos y esa visión los levantó de cada circunstancia depresiva y los llevó hacia adelante.
Por fe sabemos que Abraham, Elías, Daniel, Juan el Bautista y los Apóstoles del Cordero viven en gloria inexpresable en el Paraíso de Dios. Ellos fueron fieles hasta el final. Ellos mantuvieron sus ojos en la meta celestial, en la olla llena de oro al final del arco iris, por decirlo así.
Si ellos pudieran hablarnos, a nosotros los pobres animales que tratamos de salir de la cloaca moral en la que estamos, nos dirían de la paz, del amor, de la alegría, de la hermosura y del esplendor fantástico que les pertenece ahora y para siempre. Nos animarían a considerar los cielos, la obra de las manos de Dios y a rehusar ceder a las manos resbalosas que nos alcanzan desde el pantano e intentan jalarnos y ahogarnos en la lujuria de la carne.
Ellos nos señalarían los regimientos del Señor que ahora desfilan en los cielos sobre los sementales blancos de guerra, listos para descender con la Trompeta de Dios para sacar toda la maldad de la creación. Entonces los niños bailarán y cantarán de alegría en seguridad perfecta mientras que la gente mayor disfrutará de la plenitud del conocimiento de la gloria del Señor.
¿Y qué hay de ti? ¿Abrazarás la visión eterna que es tuya únicamente y caminarás pacientemente con el Señor hasta que el cumplimiento perfecto haya llegado? ¿O vas a tomar y arrebatar lo que quieres, tratando de hacer un paraíso de una tierra maldecida por el pecado, traicionando a tu familia, tus amigos y a tu Dios conforme lo tomas?
No nos quedan muchos días. El llamado de la sirena suena en Estados Unidos. Come, bebe y sé feliz. La economía está caliente. La guerra fría ha terminado. Las cifras de desempleo están lo más bajo que jamás hayan estado. Hay suficiente para todos.
Poco comprendemos sobre las fuerzas oscuras recolectándose hoy en día en Europa, Asia y el Medio Oriente. Mientras que nosotros los Norteamericanos seguimos soñando en nuestra arrogancia simple, engañados por maestros de la decepción. Aquellos que odian a nuestro Dios y a nuestro país están tramando nuestra destrucción. El Estados Unidos rico y orgulloso ha olvidado a su Dios y se ha vuelto hacia sus políticos y educadores para encontrar seguridad, y para buscar la felicidad en lo temporal de la carne.
Si sólo nosotros, los de las iglesias, nos arrepintiéramos y comenzáramos a guardar los mandamientos de Dios, los que odian a Dios y a Su Cristo caerían sobre nosotros como lobos sobre el rebaño, por usar una frase de un famoso poema.
Estarás protegido aun en ese día si obedeces los mandamientos de Dios y si te aferras a la palabra de Su paciencia.
El comienzo del final está aquí.
(“Cumpliendo la Vision Eterna”, 4129-1)