UN EJÉRCITO DE JUECES
Antes de la creación de la tierra, aparentemente, muchos de los ángeles de Dios—algunos en alto rango en el Cielo—se rebelaron contra el Padre. En ese momento Dios no pronunció una sentencia en contra de los rebeldes; mejor creó una raza nueva de criaturas—el hombre. Esta raza nueva va a gobernar todas las obras de las manos de Dios, actuando como jueces de la creación, y los ángeles van a ser sus servidores.
Cuando el Señor Jesús regrese, el ejército de ángeles y el ejército de jueces regresarán con Él. Nos estamos acercando al cierre de la Era de la Iglesia y al establecimiento del Día del Señor. Esto significa que nosotros los de las iglesias Cristianas tendremos que pasar por un severo entrenamiento que será requerido de todos los que juzgarán a las criaturas de Dios.
Contenido
Un Ejército de Jueces
La Preparación Requerida
UN EJÉRCITO DE JUECES
¿Acaso no saben que los creyentes juzgarán al mundo? Y si ustedes han de juzgar al mundo, ¿cómo no van a ser capaces de juzgar casos insignificantes? ¿No saben que aun a los ángeles los juzgaremos? ¡Cuánto más los asuntos de esta vida! (1 Corintios 6:2,3— NVI)
Antes de la creación de la tierra, aparentemente, muchos de los ángeles de Dios—algunos en alto rango en el Cielo—se rebelaron contra el Padre. En ese momento Dios no pronunció una sentencia en contra de los rebeldes; mejor creó una raza nueva de criaturas—el hombre. Esta raza nueva va a gobernar todas las obras de las manos de Dios, actuando como jueces de la creación, y los ángeles van a ser sus servidores.
Cuando el Señor Jesús regrese, el ejército de ángeles y el ejército de jueces regresarán con Él. Nos estamos acercando al cierre de la Era de la Iglesia y al establecimiento del Día del Señor. Esto significa que nosotros los de las iglesias Cristianas tendremos que pasar por un severo entrenamiento que será requerido de todos los que juzgarán a las criaturas de Dios.
Permíteme presentar algunos de los versículos en el Antiguo Testamento y en el Nuevo que dicen que los santos juzgarán el pecado en el mundo. Después pensaremos en el tipo de cambio que debe ocurrir en las iglesias Cristianas si queremos aparecer con Cristo—¡ya que no estamos ni cerca de estar listos para tal responsabilidad!
Un Ejército de Jueces
Cuando estemos considerando el ejército de jueces y su aparición con el Señor Jesús, debemos darnos cuenta de que Cristo no va a venir para llevar a Su Iglesia al Cielo. Aunque esto es comúnmente predicado y creído no hay pasaje en las Escrituras que apoye esta doctrina.
El Señor va a venir con Sus santos, con un ejército de jueces, para establecer Su Reino sobre la tierra. Este concepto es presentado muchas veces en los dos Testamentos.
Piensa cuidadosamente en lo siguiente:
Cuando Cristo, que es la vida de ustedes, se manifieste, entonces también ustedes serán manifestados con él en gloria. (Colosenses 3:4— NVI)
Cuando Cristo, quien es nuestra vida, se manifieste, entonces también nosotros seremos manifestados con Él. Aquí no dice que nosotros desapareceremos con Él en la enseñanza errónea del “arrebato”.
Cuando Cristo Jesús regrese la Iglesia regresará con Él. El Señor estará montado sobre Su caballo a la cabeza del ejército de jueces. Estos jueces, peleando lado a lado con los ángeles que son los que realmente pelean en el reino espiritual, expulsarán el pecado de la tierra. Con razón Satanás ha convencido a los Cristianos que Cristo va a arrebatar a Sus jueces de la tierra para ponerlos a salvo en mansiones en el Cielo. Yo también predicaría esto si fuera Satanás.
Los dos ejércitos lograrán por lo menos cuatro cosas con su venida.
Pronunciarán sentencia sobre los creyentes en las iglesias Cristianas que viven según su naturaleza pecaminosa.
Destruirán a los ejércitos del Anticristo en la Llanura de Meguido, liberando a Israel de la esclavitud. Dios perdonará los pecados de los Judíos y derramará Su Espíritu sobre ellos, así como lo hizo con Saúl de Tarso. Entonces todo Israel será salvo.
Expulsarán de la tierra a todo espíritu malo, incluyendo a los demonios, a los ángeles caídos, y a la gente que está llena de maldad.
Atraerán hacia ellos a los humildes de la tierra que nunca fueron parte de los seguidores arrogantes del Anticristo. Los humildes podrán ver a Jesús en ellos y serán salvos. Luego los jueces del Señor, con la ayuda de los ángeles, gobernarán a las naciones de personas salvas por mil años.
Mira, las tinieblas cubren la tierra, y una densa oscuridad se cierne sobre los pueblos. Pero la aurora del SEÑOR brillará sobre ti; ¡sobre ti se manifestará su gloria! Las naciones serán guiadas por tu luz, y los reyes, por tu amanecer esplendoroso. (Isaías 60:2,3—NVI)
¿No preferirías estar escondiéndote en una mansión en el Cielo mientras todo esto está sucediendo, o sí?
¿Qué hay del pasaje en las Escrituras que echa abajo completamente el concepto actual de que el Señor va a salvar a Su pueblo llevándoselo al Cielo?
Así que nos sentimos orgullosos de ustedes ante las iglesias de Dios por la perseverancia y la fe que muestran al soportar toda clase de persecuciones y sufrimientos. Todo esto prueba que el juicio de Dios es justo, y por tanto él los considera dignos de su reino, por el cual están sufriendo. (2 Tesalonicenses 1:4,5— NVI)
¿Puedes ver en el pasaje anterior que los santos de Tesalónica estaban pasando por toda clase de persecución y sufrimiento?
Según Pablo ¿cómo los liberará Dios? ¿Acaso Dios los elevará al Cielo en un “arrebato”?
Dios, que es justo, pagará con sufrimiento a quienes los hacen sufrir a ustedes. Y a ustedes que sufren, les dará descanso, lo mismo que a nosotros. Esto sucederá cuando el Señor Jesús se manifieste desde el cielo entre llamas de fuego, con sus poderosos ángeles, (2 Tesalonicenses 1:6,7— NVI)
No, Dios no los liberará elevándolos al Cielo. Más bien Dios “pagará con sufrimiento” a los que los están haciendo sufrir y dará descanso a los Tesalonicenses, y al Apóstol Pablo también.
Dios dará descanso, no elevándolos al Cielo sino atacando a quienes estén haciendo sufrir a los santos de Tesalónica.
¿Acaso esto es lo que enseñan las Escrituras?
Pero ¿cuándo dará Dios descanso a los santos de Tesalónica atacando a quienes los están haciendo sufrir?
“Esto sucederá cuando el Señor Jesús se manifieste desde el cielo entre llamas de fuego, con sus poderosos ángeles.”
Los santos que están sufriendo tendrán reposo cuando el Señor Jesús se manifieste desde el Cielo.
Esto es lo que las Escrituras enseñan. Y vimos anteriormente en Colosenses que cuando el Señor se manifieste los santos que han muerto serán manifestados junto con Él. Esta idea aparece también en el cuarto capítulo de Primera de Tesalonicenses en el famoso pasaje del “arrebato”.
Así que podemos ver a dos ejércitos que darán descanso a los santos que se encuentren sobre la tierra. El ejército de los santos que ha venido del Cielo, y el ejército de ángeles poderosos que también ha bajado del Cielo.
¿Es, o no es, claramente bíblico?
Para castigar a los que no conocen a Dios ni obedecen el evangelio de nuestro Señor Jesús. Ellos sufrirán el castigo de la destrucción eterna, lejos de la presencia del Señor y de la majestad de su poder, (2 Tesalonicenses 1:8,9— NVI)
Los malvados perecerán en ese día, como leemos tantas veces en el Antiguo Testamento cuando se está describiendo el Día del Señor.
Pero ¿cuándo sucederá esto?
El día en que venga para ser glorificado por medio de sus santos y admirado por todos los que hayan creído, entre los cuales están ustedes porque creyeron el testimonio que les dimos. (2 Tesalonicenses 1:10— NVI)
¿Acaso puede un estudiante serio de la Biblia seguir diciendo que a los santos Tesalonicenses se les prometió que serían liberados siendo elevados al Cielo? No, esta no es una interpretación posible.
Los Tesalonicenses que estaban sufriendo ¿acaso iban a ser liberados siendo “arrebatados”?
No, no iban a ser liberados de esa manera.
(Este pasaje de las Escrituras me orilla a creer que Pablo pensó que el Señor regresaría durante su vida.)
Pero los santos perseguidos que estén viviendo todavía sobre la tierra cuando el Señor se manifieste serán liberados del mundo del Anticristo cuando los santos de Tesalónica y Pablo desciendan del Cielo, reciban de la tierra nuevamente sus cuerpos, y luego junto con los santos asciendan a encontrarse con el Señor en el aire.
Luego los dos ejércitos de santos y ángeles descenderán y destruirán del mundo a todos los que hacen sufrir al pueblo de Dios.
Esta es la única liberación de la maldad que hay en el mundo que se menciona en la Biblia y que sucederá en los últimos tiempos. No hay absolutamente ningún apoyo bíblico para la enseñanza de que un Cristo invisible vendrá a arrebatar a los creyentes antes de Su manifestación bíblica. La doctrina de que los santos serán arrebatados antes de la tribulación simplemente no puede ser encontrada en el primer capítulo de la Segunda Carta a los Tesalonicenses—y en realidad ni en ninguna otra parte de las Escrituras. Esta doctrina es contraria a uno de los principales conceptos de la Biblia, el cual es la venida del Señor con Sus santos para establecer Su Reino sobre la tierra.
Dije anteriormente que veríamos algunos de los versículos que hablan sobre la venida de un ejército de jueces, y luego del cambio que se requiere en la religión Cristiana—cambio en la forma en que es practicada hoy en día.
Lo siguen los ejércitos del cielo, montados en caballos blancos y vestidos de lino fino, blanco y limpio. (Apocalipsis 19:14— NVI)
El lino fino, blanco y limpio representa las acciones justas de los santos (Apocalipsis 19:8). Debido a la falsa enseñanza actual en las iglesias Cristianas, los creyentes no practican la justicia. Conforme el Espíritu de Dios se está moviendo hoy en día para preparar al ejército de jueces, mayor énfasis se está poniendo en tener una conducta justa y recta. La justicia imputada, la que se nos da cuando recibimos por primera vez a Cristo como nuestro Señor y Salvador, tiene como propósito servir mientras aprendemos, por el Espíritu de Dios, a comportarnos justamente.
Cuando intentamos usar la justicia imputada como una manera permanente de relacionarnos con Dios, estamos tratando de cambiar la gracia de Dios en un pretexto para la inmoralidad, según nos dice Judas.
A veces, cuando el Antiguo Testamento describe el Día del Señor, la referencia a caballos tiene que ver con el ejército de santos, así como vimos en Apocalipsis (arriba).
¿Te enojaste, oh SEÑOR, con los ríos? ¿Estuviste airado contra las corrientes? ¿Tan enfurecido estabas contra el mar que cabalgaste en tus caballos y montaste en tus carros victoriosos? (Habacuc 3:8— NVI)
Tienen aspecto de caballos, galopan como corceles. (Joel 2:4— NVI)
Mencioné anteriormente cuatro responsabilidades de los dos ejércitos cuando se manifiesten con Cristo Jesús en el Día del Señor.
- Pronunciarán sentencia sobre los creyentes en las iglesias Cristianas que viven según sus naturalezas pecaminosas.
- Destruirán a los ejércitos del Anticristo en la Llanura de Meguido, liberando a Israel de la esclavitud. Dios perdonará los pecados de los Judíos y derramará Su Espíritu sobre ellos, así como lo hizo con Saúl de Tarso. Entonces todo Israel será salvo.
- Expulsarán de la tierra a todo espíritu malo, incluyendo a los demonios, a los ángeles caídos y a la gente que está llena de maldad.
- Atraerán hacia ellos a los humildes de la tierra que nunca fueron parte de los seguidores arrogantes del Anticristo. Los humildes podrán ver a Jesús en ellos y serán salvos. Luego los jueces del Señor con la ayuda de los ángeles, gobernarán a las naciones de personas salvas por mil años.
Veamos la base bíblica para cada una de estas responsabilidades:
Primero:
Pronunciarán sentencia sobre los creyentes en las iglesias Cristianas que viven según sus naturalezas pecaminosas.
También Enoc, el séptimo patriarca a partir de Adán, profetizó acerca de ellos: “Miren, el SEÑOR viene con millares y millares de sus ángeles para someter a juicio a todos y para reprender a todos los pecadores impíos por todas las malas obras que han cometido, y por todas las injurias que han proferido contra él.” (Judas 1:14,15—NVI)
“Acerca de ellos”, en el versículo anterior, se refiere a la gente impía que se ha podido infiltrar a las asambleas de Cristianos.
Observa también lo siguiente:
Los pecadores están aterrados en Sión; el temblor atrapa a los impíos: ¿Quién de nosotros puede habitar en el fuego consumidor? ¿Quién de nosotros puede habitar en la hoguera eterna?” (Isaías 33:14—NVI)
Toquen la trompeta en Sión; den la voz de alarma en mi santo monte. Tiemblen todos los habitantes del país, pues ya viene el día del SEÑOR, en realidad ya está cerca. (Joel 2:1—NVI)
¿Puedes ver que el regreso de Jesús será un periodo de terror para los pecadores de Sión, para los que son parte de la iglesia pero que están viviendo según su naturaleza pecaminosa?
Veamos la segunda responsabilidad de los dos ejércitos que aparecerán con el Señor cuando Él regrese a la tierra.
Destruirán a los ejércitos del Anticristo en la Llanura de Meguido, liberando a Israel de la esclavitud. Dios perdonará los pecados de los Judíos y derramará Su Espíritu sobre ellos, así como lo hizo con Saúl de Tarso. Entonces todo Israel será salvo.
Movilizaré a todas las naciones para que peleen contra ti. Te conquistarán, saquearán tus casas y violarán a tus mujeres. La mitad de tus habitantes irá al exilio, pero el resto del pueblo se quedará contigo. Entonces saldrá el SEÑOR y peleará contra aquellas naciones, como cuando pelea en el día de la batalla. (Zacarías 14:2,3— NVI)
Ahora observa el siguiente:
Ustedes huirán por el valle de mi monte, porque se extenderá hasta Asal. Huirán como huyeron del terremoto en los días de Uzías, rey de Judá. Entonces vendrá el SEÑOR mi Dios, acompañado de todos sus fieles. (Zacarías 14:5— NVI)
Esta es la aparición de Cristo con Sus santos, Sus fieles, para liberar del Anticristo a los Judíos.
Y en cuanto a que los Judíos serán liberados del pecado:
De esta manera todo Israel será salvo, como está escrito: “El redentor vendrá de Sión y apartará de Jacob la impiedad. Y éste será mi pacto con ellos cuando perdone sus pecados. (Romanos 11:26,27— NVI)
Una tercera responsabilidad de los dos ejércitos es la siguiente:
Expulsarán de la tierra a todo espíritu malo, incluyendo a los demonios, a los ángeles caídos y a la gente que está llena de maldad.
Muy pronto el Dios de paz aplastará a Satanás bajo los pies de ustedes. Que la gracia de nuestro Señor Jesús sea con ustedes. (Romanos 16:20— NVI)
El día que yo actúe ustedes pisotearán a los malvados, y bajo sus pies quedarán hechos polvo—dice el SEÑOR Todopoderoso—. (Malaquías 4:3— NVI)
Que broten de su garganta alabanzas a Dios, y haya en sus manos una espada de dos filos para que tomen venganza de las naciones y castiguen a los pueblos; para que sujeten a sus reyes con cadenas, a sus nobles con grilletes de hierro; para que se cumpla en ellos la sentencia escrita. ¡Ésta será la gloria de todos sus fieles! ¡Aleluya! ¡Alabado sea el SEÑOR! (Salmos 149:6-9— NVI)
La cuarta responsabilidad de los dos ejércitos:
Atraerán hacia ellos a los humildes de la tierra que nunca fueron parte de los seguidores arrogantes del Anticristo. Los humildes podrán ver a Jesús en ellos y serán salvos. Luego los jueces del Señor, con la ayuda de los ángeles, gobernarán a las naciones de personas salvas por mil años.
Verás esto y te pondrás radiante de alegría; vibrará tu corazón y se henchirá de gozo; porque te traerán los tesoros del mar, y te llegarán las riquezas de las naciones. (Isaías 60:5— NVI)
El prospecto de que las naciones de personas salvas sobre la tierra vengan a nosotros con sus familias para que sean bendecidas por Cristo, quien estará habitando en nosotros, hace que vivir en una mansión en el Cielo se vea más bien indeseable. Por lo menos así es como yo considero las dos opciones. ¿Qué hay de ti? He tenido suficiente experiencia como maestro y director de escuelas públicas, y como pastor para saber que la gente es la única herencia que vale la pena tener. Si no tenemos gente a quien amar, un jardín trasero lleno de diamantes no significa nada.
¿Alguna vez has pensado en el siguiente versículo?
Para que todos sean uno. Padre, así como tú estás en mí y yo en ti, permite que ellos también estén en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado. (Juan 17:21— NVI)
“Para que el mundo crea que tú me has enviado.” Cuando la Iglesia unida y glorificada aparezca con Cristo Jesús, los humildes de la tierra (no los malvados) creerán en el Señor Jesucristo y serán salvos.
Hay varios pasajes más de la Biblia que hablan sobre la venida de Cristo con Sus santos y ángeles para pronunciar sentencia sobre los impíos.
Será el remanente de Jacob entre las naciones, en medio de muchos pueblos, como un león entre los animales del bosque, como un cachorro entre las ovejas del rebaño, que al pasar las pisotea y las desgarra, sin que nadie pueda rescatarlas. Levantarás la mano contra tus enemigos, y acabarás con todos tus agresores. (Miqueas 5:8,9— NVI)
¡Miren! ¡Ya viene el día del SEÑOR—día cruel, de furor y ardiente ira—; convertirá en desolación la tierra y exterminará de ella a los pecadores! Las estrellas y las constelaciones del cielo dejarán de irradiar su luz; se oscurecerá el sol al salir y no brillará más la luna. Castigaré por su maldad al mundo, y por su iniquidad a los malvados. Pondré fin a la soberbia de los arrogantes y humillaré el orgullo de los violentos. (Isaías 13:9-11— NVI)
Y los libertadores subirán al monte Sión para gobernar la región montañosa de Esaú. Y el reino será del SEÑOR. (Abdías 1:21— NVI)
Es obvio que el regreso del Señor no es como nos lo imaginamos hoy en día. No será para “llevarse a la Novia que lo está esperando” sino para lograr las cuatro tareas que hemos resumido anteriormente. Realmente, si te pones a considerarlo, estamos hablando de una visión mucho mejor que cantar y gritar y bailar por mil años. Esto podría ser aburrido, por lo menos comparado con el glorioso prospecto de establecer el Reino de Dios sobre la tierra. ¿Qué piensas tú?
Ahora pensemos en el cambio que debe suceder en los pensamientos y en las acciones de los creyentes Cristianos si queremos estar preparados para aparecer con el Señor y lograr las promesas bíblicas asociadas con Su regreso.
La Preparación Requerida
Si queremos ser los jueces de Dios, y las Escrituras son indiscutiblemente claras que lo seremos, entonces debemos saber la diferencia entre lo bueno y lo malo, y debemos ser personas que siempre escogemos lo bueno y resistimos lo malo.
Un juez estaría en una posición muy débil, especialmente cuando está juzgando ángeles, si él mismo es culpable del pecado en cuestión. ¿No te parece?
Aun en nuestra época cuando es sabido que un juez es culpable de manejar un automóvil en estado de ebriedad, entra en duda su base moral cuando tiene ante sí a un individuo acusado de manejar ebrio.
La gente Cristiana de nuestros días ha tenido la experiencia de la salvación. Ha puesto su fe en Jesucristo y ha sido bautizada en agua.
Mucha gente Cristiana también ha tenido la experiencia de ser bautizada con el Espíritu Santo al grado de hablar en lenguas, quizá de profetizar, y hasta de alabar y adorar por un buen rato.
Pero aparentemente muy pocos de la gran cantidad de personas Cristianas comprenden el poder que tiene el pacto nuevo de poder dar la victoria sobre la mundanería, sobre la lujuria y los excesos físicos, y sobre la voluntad propia. Todavía son bebés en lo que se refiere al verdadero comportamiento recto.
Una considerable parte de la doctrina Cristiana trabaja en contra del desarrollo de una conducta santa en los creyentes. La opinión que prevalece parece ser que el comportamiento santo se refiere a las “obras” de las que habló el Apóstol Pablo y por lo tanto es el enemigo del creyente que está buscando ser vindicado por su fe.
Las “obras” a las que el Apóstol Pablo se estaba refiriendo tienen que ver con la Ley de Moisés. Pablo nos dijo varias veces que si el creyente en Cristo elige ser siervo de su propia naturaleza pecaminosa, que morirá espiritualmente y no heredará el Reino de Dios. Esta interpretación no parece estar al pie de página de las diversas ediciones de la Biblia.
Realmente estamos en un terrible caos doctrinal y en la gran necesidad de una reformación al pensamiento Cristiano.
Si te pones a pensar, la enseñanza anárquica de la gracia-arrebato-cielo que es comúnmente presentada a los creyentes, a veces acompañada de un énfasis en lograr riquezas teniendo fe en Cristo, le da una tremenda ventaja a Satanás.
La ventaja está en que evita el desarrollo de jueces justos que son los que pondrán en peligro el reino de Satanás. ¿Cómo podría un creyente bebé de esta época aparecer con Cristo y juzgar a ángeles? ¡Estaría más preocupado con hacerse rico!
El concepto del “arrebato” en el que Cristo va a venir para llevarse de la tierra a Su Iglesia evita que los creyentes comprendan la instalación del Reino de Dios sobre la tierra.
La idea de que vamos a pasar la eternidad en el Cielo sin hacer nada importante nos separa de los Profetas del Antiguo Testamento, haciendo que el Antiguo Testamento se vuelva incomprensible en su mayoría.
El punto importante es que el reino de Satanás no está en peligro. ¿Puedes apreciar eso?
Ahora veamos lo que la Biblia tiene que decir sobre el crecimiento en la justicia y rectitud.
El que sólo se alimenta de leche es inexperto en el mensaje de justicia; es como un niño de pecho. En cambio, el alimento sólido es para los adultos, para los que tienen la capacidad de distinguir entre lo bueno y lo malo, pues han ejercitado su facultad de percepción espiritual. (Hebreos 5:13,14— NVI)
¿Cuántos de ustedes creen que el ejército de jueces que aparecerá con Cristo se compondrá de bebés? ¿Qué…? ¿Nadie?
Entonces, más vale que nos pongamos a trabajar, ¿verdad?
¿Qué es un bebé espiritual?
Alguien que no conoce la enseñanza sobre la justicia y rectitud.
¿A quién se le da el alimento sólido?
Al creyente que por su constancia ha ejercitado su facultad de distinguir entre lo bueno y lo malo. Implícito en esta definición es que elige lo bueno y rechaza lo malo.
El conocimiento del bien y del mal era uno de los árboles en el Jardín del Edén. Es un árbol bueno, un árbol necesario si queremos llegar a la madurez en el Señor. No podemos trabajar con Jesucristo en establecer Su Reino sobre la tierra si no sabemos la diferencia entre lo bueno y lo malo.
¿Quieres divertirte? Pregúntale a un Cristiano lo que significa la justicia de Dios. Las únicas personas en el mundo, casi, que no saben lo que es la justicia son los Cristianos. Esto se debe a que se les ha enseñado un error. Una persona que no es salva, o un miembro de otra religión, puede contestar tu pregunta rápidamente.
La razón por la que Adán y Eva murieron cuando comieron del árbol del conocimiento del bien y el mal no se debió a que el árbol fuera malo, sino a que no habían sido preparados por el Señor para tratar de manera victoriosa con el pecado en sus vidas.
Todos los árboles del Edén eran buenos como alimento, incluyendo el árbol del conocimiento del bien y del mal.
Dios el SEÑOR hizo que creciera toda clase de árboles hermosos, los cuales daban frutos buenos y apetecibles. En medio del jardín hizo crecer el árbol de la vida y también el árbol del conocimiento del bien y del mal. (Génesis 2:9— NVI)
La mujer vio que el fruto del árbol era bueno para comer, y que tenía buen aspecto y era deseable para adquirir sabiduría, así que tomó de su fruto y comió. Luego le dio a su esposo, y también él comió. (Génesis 3:6— NVI)
Una vez que nos arrepentimos y recibimos a Cristo Jesús para el perdón de nuestros pecados, y que luego seguimos a diario al Espíritu Santo, entonces podemos comenzar a tratar con el pecado en nuestra vida, conforme el Espíritu Santo nos guíe.
Poco a poco se nos da de comer del Árbol de la Vida, que es el Señor Jesucristo, para que podamos obtener la fuerza necesaria para tratar con el pecado en nuestra propia personalidad.
Poco a poco se nos da de comer del Árbol del Conocimiento del Bien y el Mal, que también es el Señor Jesucristo. Él es la eterna ley moral de Dios en forma corporal, ¿no es así? ¿No es verdad que si conocemos la ley moral de Dios antes de recibir a Cristo, quien es el Árbol de la Vida, que la ley de Dios nos matará así como mató a Adán y a Eva?
En otro tiempo yo tenía vida aparte de la ley; pero cuando vino el mandamiento, cobró vida el pecado y yo morí. Se me hizo evidente que el mismo mandamiento que debía haberme dado vida me llevó a la muerte; (Romanos 7:9,10—NVI)
Así es como crecemos en Cristo. Continuamente comemos del Árbol de la Vida y del Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal. La madurez en Cristo, según la Carta a los Hebreos, es la habilidad de juzgar entre lo bueno y lo malo, y la fuerza de Cristo Jesús de escoger lo bueno y resistir lo malo.
Este es el enorme cambio que debe suceder en las iglesias Cristianas de nuestro día. Debemos madurar para llegar a ser los jueces que Dios utilizará, porque éste fue el propósito de Dios para crearnos—que podamos juzgarnos a nosotros mismos, al mundo, y también a los ángeles. Seremos los jueces de Dios, pero hasta este momento sólo hemos sido perdonados y se nos ha dado una primicia del Espíritu de Dios.
Un juez que es miembro del Reino de Dios debe estar lleno de la Vida Divina, y también debe poder juzgar entre lo bueno y lo malo. ¿No es verdad?
Dios está buscando un mundo nuevo en el que reine la justicia eterna. Esta justicia vendrá de Dios por medio del Señor Jesucristo por medio de los santos. Esta no es una justicia imputada, es una justicia real de pensamiento, palabra, y acción, ya que estos componen el Reino de Dios.
Además de crecer en el conocimiento de lo bueno y lo malo debemos aprender a obedecer perfectamente a Dios. En el ejército de Dios no puede haber ni un solo soldado que no caminaría en el sendero del Señor por Él, siguiendo a Cristo en cada detalle.
En el ejército de Dios no se chismea, ni se difama a un compañero Cristiano.
En el ejército de Dios no hay incredulidad ni temor que puedan romper la formación del ejército cuando éste tenga que enfrentarse a las fuerzas del enemigo.
En el ejército de Dios nadie refunfuña ni se queja de su líder. Cada soldado comprende a quién debe obedecer, y no hay motines ni rebelión.
Todo esto debe lograrse en las iglesias Cristianas si queremos ser resucitados de entre los muertos y resucitados para encontrarnos con el Señor en el aire; ya que la próxima venida del Señor será la del Comandante en Jefe que estará listo para atacar las fuerzas del Anticristo.
Lo siguen los ejércitos del cielo, montados en caballos blancos y vestidos de lino fino, blanco y limpio. De su boca sale una espada afilada, con la que herirá a las naciones. “Las gobernará con puño de hierro”. Él mismo exprime uvas en el lagar del furor del castigo que viene de Dios Todopoderoso. (Apocalipsis 19:14,15—NVI)
Cristo está vestido en una túnica bañada en Su propia sangre, así de terrible es el desbordamiento de la ira de Dios en contra de quienes se han rebelado en contra de Él.
Ante este ejército tiembla la tierra y se estremece el cielo, el sol y la luna se oscurecen y las estrellas dejan de brillar. Truena la voz del SEÑOR al frente de su ejército; son innumerables sus tropas y poderosos los que ejecutan su palabra. El día del SEÑOR es grande y terrible. ¿Quién lo podrá resistir? (Joel 2:10,11—NVI)
¿Acaso tú y tu casa están preparados para la venida del grande y terrible Día del Señor, o estás saltando a un lado de tu banca, esperando que suceda un “arrebato” que no está en las Escrituras?
Estos últimos días están tan endemoniados que ya no podemos contar con nuestras tradiciones. Debemos indudablemente leer la Biblia por nosotros mismos, y luego apegarnos a lo que dice la Palabra de Dios, y no a las ideas de las personas que han construido una interpretación privada de las Escrituras.
¿Qué piensas de esto?
Sabes, debemos pensar más sobre la importancia del juicio en la batalla de los últimos tiempos.
He estado leyendo por tercera vez Esta Oscuridad Actual (“This Present Darkness” de Frank Peretti, Inspirational Press). Déjame decirte que si nunca la has leído, aquí tenemos una historia increíble. Me recuerda a la batalla de los ángeles en el Libro de Daniel, y del Apóstol Pablo cuando dijo, “Deseábamos visitarlos pero Satanás nos lo impidió”.
Cuando cerré el libro y me di vuelta para dormir, con ángeles y demonios volando alrededor en mi mente, me pareció que el Señor me habló. Me dijo, tan preciso como puedo recordarlo, “Las cosas serán diferentes ahora.”
Conforme pienso en lo que el Señor quiso decir con eso, me parece tener la imagen de Cristo sosteniendo tanta autoridad y tanto poder que todo lo que suceda desde este momento en adelante será sostenido en Su puño de hierro.
Siendo este el caso, la batalla no será de poder contra poder, ni será humana ni angelical, sino de juicio y de verdad.
Dios Padre está listo para darle poder al Arcángel Miguel y a sus ángeles cuando Jesús dé la señal. Pero Jesús no dará esa señal hasta que el Anticristo haya tenido la oportunidad de alcanzar hasta el cielo mismo y haya echado abajo parte de la hueste. Toda criatura que no esté sólidamente en Jesucristo será sacudida y quitada de la Presencia de Dios, especialmente aquellas que están tratando de conservar su propia voluntad.
El asunto no es el poder. Cristo tiene todo el poder, y el Padre responde a la Palabra de Cristo. El asunto tiene que ver con juicio y verdad.
En la época actual la Novia del Cordero tiene una vestimenta sucia, manchada con mundanería, con las muchas lujurias y pasiones del alma y del cuerpo, y—peor que todas—con la obstinación y la ambición personal. Mientras estos estén presentes en nosotros el Señor no está dispuesto a darnos la Palabra que purificará al mundo del pecado.
¿Alguna vez has pensado sobre el hecho de que Dios usará a un solo ángel para encadenar a Satanás?
Vi además a un ángel que bajaba del cielo con la llave del abismo y una gran cadena en la mano. Sujetó al dragón, a aquella serpiente antigua que es el diablo y Satanás, y lo encadenó por mil años. Lo arrojó al abismo, lo encerró y tapó la salida para que no engañara más a las naciones, hasta que se cumplieran los mil años. Después habrá de ser soltado por algún tiempo. (Apocalipsis 20:1-3— NVI)
No un ejército, ni siquiera un pelotón, sino un ángel—¡uno sólo!—baja del Cielo, sujeta a Satanás y le pone una gran cadena.
¿Puedes ver que cuando se cumplen las condiciones de Dios, que Satanás está indefenso en las manos de un solo ángel?
Esto nos hace ver que la lucha no es de poder sino de juicio.
No vencemos a Satanás con nuestro propio poder espiritual sino por medio de la sangre del Cordero, por el mensaje del cual damos testimonio sobre la verdad de Dios, y no valorando tanto nuestra vida como para evitar la muerte.
Cuando Dios tenga santos que no valoren su vida como para evitar la muerte, será hora de que Cristo le dé la orden al Arcángel Miguel. Entonces el final de Satanás estará cerca.
Como hemos dicho, el asunto tiene que ver con verdad y juicio.
Hoy en día muchas de las enseñanzas Cristianas no están basadas en la verdad. Son tradiciones sobre la salvación, derivadas de un énfasis desequilibrado en el papel que tiene la comprensión doctrinal—un desequilibrio que procedió quizá de la Reformación Protestante. El justo vivirá por su fe ha sido interpretado como que los justos van al Cielo si tienen un entendimiento doctrinal correcto en lugar de ser porque practican la justicia.
Satanás ha logrado pervertir el propósito que Dios ha tenido bajo cualquiera de Sus pactos. Dios quiere a personas que practiquen la justicia, que amen la misericordia, y que se humillen ante Él. En todas las épocas las religiones Judías y Cristianas han distorsionado esta meta pura, poniendo énfasis en algún aspecto religioso que se debe observar, ya sean los pequeños detalles del Talmud, de la penitencia, o de la gracia inmerecida.
Las iglesias Cristianas han sido destruidas por el concepto de una gracia soberanamente impuesta que opera independientemente de nuestro comportamiento. Es decir, no tienes que practicar la justicia, amar la misericordia, ni humillarte ante Dios para complacer a Dios e ir al Cielo.
Siempre y cuando se esté siguiendo esta definición no bíblica de la gracia, con su respectiva inmoralidad, todo el cuerpo de creyentes en el mundo puede gritar: “¡Te reprendo Satanás! ¡Te reprendo Satanás! ¡Te reprendo Satanás!” Y Satanás seguirá riéndose y correteando alegremente. Podemos atar a demonios, atacar los principados en el aire, ayunar y orar. Aunque estos actos quizá puedan ser efectivos en algunas ocasiones, ninguno de ellos puede mantener los hombros de Satanás clavados al suelo.
Nosotros debemos—absolutamente debemos—aprender a discernir entre lo bueno y lo malo, y debemos rechazar lo malo y aceptar lo bueno. Esto es tener juicio. Esto es eterno. Esta es la manera en que la justicia eterna será llevada a la creación.
Dos ejércitos—el ejército de jueces y el ejército de ángeles. El ejército de ángeles se compone de mensajeros valientes que sobresalen en fuerza, haciendo la voluntad de Dios. Pero sus manos están atadas hasta que los santos de Dios amen la justicia y odien la injusticia.
Este es el reto que se nos presenta en el siglo veintiuno. El asunto tiene que ver con el pecado en las iglesias. Hasta que no salga de las iglesias un remanente guerrero que esté confiando en la sangre del Cordero, que tenga un testimonio puro de justicia de hierro, santidad ardiente, y obediencia estricta al Padre, entonces Satanás continuará demostrando su presencia en los cielos y sobre la tierra.
Pero sabemos por las Escrituras que un ejército poderoso se levantará y le dará fin a Satanás y al pecado. La única pregunta es, ¿estaremos tú y yo en el ejército del Señor?
Podemos estarlo si seguimos al Espíritu Santo en la destrucción de nuestra naturaleza pecaminosa.
“¿Qué vez en la hija consentida de su madre? Por así decirlo, dos ejércitos bailando. ¡Es Majanayin!”
(“Un Ejército de Jueces”, 4120-1)